Ares

En la mitología griega Ares (en griego antiguo Ἄρης, en griego moderno, Ἄρη), hijo de Zeus y Hera, es el dios olímpico de la guerra. En la guerra representa la brutalidad, la violencia y los horrores de las batallas.

Afrodita

En la historia cantada por el poeta Demódoco, en el palacio de Alcínoo, rey de los feacios, el dios sol Helios espió una vez a Ares y Afrodita haciendo el amor en secreto en los aposentos del esposo de esta, Hefesto, el rengo y jorobado dios del fuego. Helios le advirtió sobre la situación a Hefesto, quien enfureció y tramó un plan, confeccionó una red invisible, pero tan fuerte y resistente que ningún hombre ni dios pudiera romperla, que pudiese inmovilizar a cualquiera para así atrapar a la pareja; así que colocó esta red sobre la cama, que actuaría con los rayos del amanecer. Hefesto salió de su casa y volvería al día siguiente a la salida del sol.

Ares encadenado

En la Ilíada, Homero cuenta que Ares peleó para un bando y luego para el otro para recompensar el coraje de ambos lados: prometió a su hermana Atenea y a su madre Hera que lucharía del lado de los aqueos junto a Aquiles, pero Afrodita y Apolo lo convencieron para que luchase con ellos del lado de Paris y los troyanos.

En la batalla, Diomedes sorprendido al ver a Ares luchando en el bando troyano ordenó a sus soldados la retirada. Hera vio la desproporción del combate y pidió a Zeus que interviniera para alejarlo del campo de batalla. Ares atacó a Diomedes con su lanza, pero Atenea desvió el ataque. Diomedes respondió con la pica y Atenea guio el golpe en dirección a Ares, quien cayó herido y en su caída bramó como nueve o diez mil hombres. Huyó al monte Olimpo para que su padre Zeus curara sus heridas, lo que obligó a los troyanos a replegarse. Zeus lo sermoneó.