El principal centro donde los griegos se reunían para rendir honores al rey de sus dioses era Olimpia. El festival cuatrienal que se celebraba allí incluía los Juegos olímpicos. Había también un altar dedicado a Zeus construido no de piedra, sino de ceniza, procedente de los restos acumulados durante muchos siglos de animales sacrificados allí en honor a la deidad.
Cronos fue padre de varios hijos con Rea: Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón, pero se los tragó tan pronto como nacieron, ya que Gea y Urano le habían revelado que estaba destinado a ser derrocado por su propio hijo, tal como él había destronado a su padre. Pero cuando Zeus estaba a punto de nacer, Rea pidió consejo a Gea para urdir un plan que lo salvara, y así Cronos tuviera el justo castigo a sus actos contra Urano y contra sus propios hijos. Rea se escondió en la isla de Creta, donde dio a luz a Zeus. Luego engañó a Cronos, dándole una piedra envuelta en pañales que este tragó en seguida sin desconfiar.
La tradición más difundida considera que fue criado en la isla de Creta por Amaltea, que era una ninfa o una cabra, mientras los Curetes ejecutaban bailes ruidosos con escudos y lanzas para evitar que Crono oyese los llantos del niño. Según un relato de Higino, Amaltea colgó la cuna en un árbol, de forma que quedaba suspendido entre la tierra, el mar y el cielo, y así era invisible a su padre. También se citan como nodrizas de Zeus a otras ninfas llamadas Cinosura, Adrastea e Ida, a Melisa, hija del rey Meliseo y también a la titánide Temis